Hola!!! hoy tengo una entrada especial.... Ana Escauriaza, colaboradora de este blog, nos trae una entrada muy interesante, combinando las dos pasiones de muchos de nosotros: las carreras de caballos, y la doma clásica.
Muchas gracias Ana, por acordarte de Simplemente un caballo, y ayudar a convertir este blog en un punto de encuentro de todos los amantes de los caballos.
Y a los demás: no dejen de leer... espero que les guste!
DESDE LA LÍNEA CENTRAL
El primer fin de semana de julio vino
cargado de eventos hípicos. Entre todos, destaco dos: los
Campeonatos de Europa de Doma Clásica de
menores y la vuelta de Noozhoh Canarias a los Grupos europeos.
Los Campeonatos
de Europa de Doma Clásica de menores son la cita más importante del año ya que no existen Campeonatos del Mundo
en esta categoría. Si a eso le sumamos que en Europa se encuentran prácticamente la totalidad de los grandes jinetes menores podemos
afirmar que “no están todos… pero son todos los que están”.
La doma es una disciplina reinada por
alemanes y holandeses. Ellos son quienes se reparten medallas a los distintos
niveles y en los distintos campeonatos compartiendo podio siempre con
diferentes países que, dependiendo del momento, están más o menos fuertes como Dinamarca, Suecia, Reino Unido o España.
Precisamente la
doma clásica en España se encuentra en un largo período de transición. Todo comenzó cuando el
Comité Olímpico Internacional nombró a Barcelona
como ciudad olímpica. El por aquel entonces presidente y fundador de ADO,
Ferrer-Salat, era el padre de una joven amazona, Beatriz Ferrer-Salat. Ella
junto a un equipo formado por jinetes de la Real Escuela Andaluza de Arte
Ecuestre (REAAE) y otros como Juan Matute o Luis Lucio se propusieron llevar un
equipo olímpico a Barcelona. La idea parecía una auténtica locura. En España no se corría ni al máximo nivel internacional (algo así como querer
asaltar Grupos I cuando en tu país sólo se corren
reclamares) Por si ello fuera poco la REAAE se propuso alcanzar este hito con
caballos españoles (PRE) Un caballo típico de la península que
por aquel entonces se usaba para ferias y romerías y nadie
parecía augurarle un futuro en la doma clásica,
disciplina dominada por caballos centroeuropeos.
Pero el milagro
obró. No hubo clasificación por equipos (sí individual) para Barcelona. En cambio ,en Atlanta fueron diploma
olímpico y el gran PRE, Evento, se clasificó para la
final, ¡con los 15 mejores! En Sidney 2000 se repitió el diploma y en Atenas 2004: ¡doble
medalla! Plata por equipos y bronce individual. A estos éxitos le acompañaron la plata individual y bronce por
equipos de Jerez 2002, el bronce individual y plata por equipos del Europeo de
2003 y el bronce por equipos del Europeo de 2005.
El lógico relevo generacional sumado a que desde la RFHE sólo se apostó por el primer equipo hizo que España comenzara en 2006 un gran letargo. Se siguió acudiendo a las citas internacionales pero ya no se conseguían medallas. Es cierto que desde entonces ha habido grandes
resultados (como el cuarto puesto individual de Fuego en los Mundiales de
Kentucky, la clasificación de varios caballos para los mundiales
de caballos jóvenes…) pero no se ha vuelto a igualar el hito del principio de siglo.
Precisamente un
protagonista de toda esta historia es Juan Matute. Tres veces olímpico con España el jinete fue uno de los pioneros de
esto de la doma en nuestro país. Tras luchar por Barcelona92 estuvo un
tiempo fuera de las pistas para volver. Volvió cuando más difíciles estaban las cosas: en 2006. Con una montura joven (“Wie Atlántico de Ymas”) se proclamó campeón de España y se recorrió medio mundo
arañando puntos para entrar por ranking en Pekin 2008. Por una decisión federativa no se clasificó (había cuatro clasificados pero sólo podían ir tres) El cabreo fue monumental (además se seleccionó un caballo que no pudo competir por
lesionarse) Matute vendió a “Wie Atlántico”
y se fue a Estados Unidos con su familia.
Y allí entrena su hijo, Juan Matute Jr. Juan (Jr) tiene sólo 17 años pero es un gran jinete: ya lleva tres
años en la élite europea y entrena a diario. Este año ha salido a competir con varios caballos y en varios niveles,
demostrando grandes dosis de trabajo y mano con los caballos.
Y el pasado
domingo 5 de julio Juan escribió su nombre para la historia: campeón de Europa junior. Por encima de las grandes potencias mundiales.
Un jinete español con un caballo que, pese a ser centroeuropeo, se “formó”
en España.
Justo un día antes corrió Noozhoh. El potro de la mirada viva.
Noozhoh despertó, como viene siendo habitual desde hace más de un año, opiniones dispares. Están quienes opinan que el caballo ha recuperado su mejor nivel.
Quienes creen que ya no volverá a dar buenos valores y es mejor
retirarlo y quienes, a caballo entre ambos, defienden que el caballo fue precoz
a 2 años pero actualmente ese es su nivel.
¿Qué relación guardan ambas historias?
En primer lugar
creo que cada protagonista es un espejo de lo que está viviendo su
disciplina. Por un lado la constancia del “Team Matute” demuestra cómo se puede pasar de las mieles de la
victoria al ostracismo deportivo y resurgir de nuevo. Al igual que nuestra
doma. De los éxitos más espectaculares a unas temporadas donde
parecía que España se quedaba en una liga de segunda y, de
nuevo ahora, un empujón fuerte a los puestos de cabeza.
Por otro,
Noozhoh. Casualmente el auge y caía de Noozhoh coincide en el tiempo con la
propia desgracia de nuestro turf. Hace un año todos lucíamos orgullosos el programa de aquel Torre Arias y decíamos “yo vi correr a Noozhoh Canarias”. El castaño era el buque insignia de un turf que, pese a tener problemas,
parecía que salía de la crisis con menos cabaña pero con más calidad. Ya no era algo impensable ir a
Francia y volver con una negrita.
Pero la burbuja
explotó y no quedó nada. Al igual que le pasa a nuestro
turf nadie puede augurar cuándo Noozhoh volverá (el Noozhoh de verdad) y si lo hará. Y todos
tenemos mil explicaciones y mil y un culpables pero nadie una solución.
Pero además ambas historias representan el sacrificio del mundo del caballo.
¿Por qué
la doma clásica ha conseguido escalar a la élite en dos ocasiones? Creo que la diferencia es, precisamente, la
unidad. Pese a todos los problemas habidos la doma clásica ha sido
siempre una gran familia y los jinetes saben hacer piña y
defenderse. Cuando la RFHE intentó obligar a Ferrer-Salat a acudir a
Londres con un “Delgado” tocado fueron muchos los que salieron en
su defensa: “lo primero, la salud del caballo. Después, la
competición. Sean unos JJOO o sean lo que sean no valen la pena” decíamos.
En cambio en
nuestro pequeño turf nos falta tiempo para tirarnos piedras a nuestro propio
tejado.
Quizá es el momento de dejar de ver los galopes con prismáticos y sentarnos en la caseta del juez para verlo todo desde la línea central.
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