jueves, 16 de julio de 2015

Desde la línea central II


Segunda parte del debate "Desde la línea central". Ana Escauriaza vuelve a realizar una comparación con la trayectoria de algunos de nuestros caballos más conocidos con la situación actual del turf español. Y mostrando una realidad: debemos acabar con las luchas internas, porque para lograr el buen funcionamiento de las carreras de caballos, todos estamos en el mismo bando!



Desde la línea central: la curva de Bugatti

De nuevo las historias de los caballos más queridos por la afición corren paralelas al devenir del turf.

El pasado domingo día 12 se corría el Jean Prat, un Grupo I. En él dos caballos españoles tomaban parte: Sir Andrew e Il Segreto. Casualmente ambos caballos han ido pasito a pasito, casi en silencio, hasta colocarse en la élite europea. Cualquier aficionado tenía el corazón dividido y movía rápidamente los ojos durante todo el recorrido ya que no quería dejar de seguir a ninguno de los dos. Finalmente Sir Andrew fue tercero e Il Segreto quinto. Unos resultados magníficos que permiten seguir soñando y planificando, de nuevo, carrera a carrera y escalón a escalón.


Casualmente creo que el Jean Prat tiene muchas similitudes con nuestra realidad. Ese mismo jueves se anunció que las carreras volverían. Después de tantos meses de incertidumbre parece que por fin vemos luz al final del túnel.

¿Qué similitudes tenemos? En ambos casos hay dos bandos, dos rivales, dos contrincantes. Mientras que con Sir Andrew e Il Segreto entendemos que, gane quien gane, gana nuestro turf no pasa lo mismo con las carreras. Los del bando ganadorjalean su victoria y los perdedoresbuscan excusas y lanzan malos augurios. ¿Alguien se imagina a Christian Delcher maldiciendo a Fernando Pérez porque Sir Andrew quedó delante? Probablemente Delcher desearía haber ganado pero también se alegra del buen resultado de un gran compañero y entrenador.


Nuestro turf tiene que, al igual que estos dos grandes potros, avanzar paso a paso en unos objetivos reales a corto plazo sin perder el poste de meta final. Pero sólo debe ser crítico consigo mismo y complaciente con el resto. Debemos disfrutar todos de este espectáculo enterrando el hacha de guerra. No deben olvidarse ni perdonarse los fallos pero, una vez buscadas soluciones y apartados los culpables, debe reinar la paz.


Precisamente las carreras volverán a Lasarte donde, tras la difícil curva de Bugatti, se vislumbra ya la meta de llegada. Ya sólo nos queda galopar en la recta final hacia ella. Y como Sir Andrew o Il Segreto sólo podemos esperar laureles al cruzarla.





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